Soy residente del distrito de San Isidro, y creo que como todos, en nuestro recorrido diario por Lima pasamos por diferentes puntos distritales donde vemos una plaga de anuncios electorales. No es difícil imaginar la gran inversión que hacen los candidatos en pos de la alcaldía de algún distrito. Sin embargo, más allá del aspecto económico, es sorprendente ver los pocos, por no decir inexistentes, espacios libres que dichas campañas dejan. La contaminación visual es tan impresionante y ha llegado a tal grado, que en Miraflores se pueden contar, en una misma berma central, más carteles publicitando candidatos que plantas y árboles. Por lo que me gustaría agradecer a aquellos candidatos a Alcaldes que, respetando las disposiciones municipales vigentes en sus distritos regulando la propaganda política, los han preservado de esta invasión publicitaria que agrede al transeúnte. Un ejemplo del respeto a su distrito lo vemos en San Isidro.
Si han tenido la oportunidad de pasar por San Isidro observaran que la diferencia y el contraste existente entre dos distritos vecinos –San Isidro y Miraflores- es abismal; en el primero se cuentan con los dedos de la mano los anuncios de este tipo, mientras en el segundo nos faltan manos para ello.
Los candidatos de este respetado y reconocido distrito, se han preocupado de exponer sus planes de trabajo personalmente, a mi parecer, la mejor manera de dar a conocer sus visiones futuras de desarrollo para el distrito. Ideas expresadas mediante conferencias en los colegios del mismo distrito, haciendo campañas médicas y hasta repartiendo sus volantes de casa en casa son mucho más eficaces y dirigidas, pudiendo lograr bastante más que un cartel. Creo que es un digno ejemplo a seguir ya que no solo evita la contaminación visual, sino que a su vez los presupuestos de comunicación son mejor invertidos, llegando directamente al público objetivo: El votante del distrito. Más aún evitamos desmerecer la belleza y ornato del distrito que no hace más que distraer y poner en peligro al conductor. Los ciudadanos nos merecemos un descanso a tanta campaña política para poder tomar nuestras decisiones electorales. Sigamos el ejemplo de las grandes ciudades que usan métodos modernos y creativos para comunicarse con el público electoral sin dañar a su ciudad. Ese ejemplo lo está siguiendo San Isidro, ustedes mismos pueden constatarlo recorriendo sus calles y parques libres de propaganda.
Quiero llamar a la reflexión a todos los candidatos para que usen otros medios, cuidemos nuestra Lima y sus Distritos, y dentro de ellos sus calles y parques, ellos son para el vecino no para la publicidad. ¿Se pueden imaginar, si ahora estamos así, cómo estaremos mañana durante la campaña electoral presidencial? seguro que hasta el poste que aún no está puesto, tendrá un banner o panel.
Para finalizar, me gustaría aclarar que la razón por la cual San Isidro no se ha visto afectado por la abundancia publicitaria, vale decir una limpieza visual del distrito, es debido al liderazgo del actual Burgomaestre, el Sr. Antonio Meier Cresci quien impulso y dio la Ordenanza 304 MSI de fecha 19 de junio del 2010, regulando el tamaño, forma y lugares autorizados para la colocación de la Propaganda Electoral, y quién, para mi sorpresa, ha recibido toda clase de ataques por no dejar se coloquen dichos anuncios. ¿Increíble? Al parecer no, ya que en el Perú, lo que puede parecer insólito es muchas veces realidad. La informalidad y el folclorismo abundan sin respetar los derechos del ciudadano, que -valga la redundancia- tiene derecho y se merece tener una ciudad limpia, moderna y sin obstáculos visuales. El comunicar es esencial en todos los aspectos de nuestras vidas y más aún para el logro de nuestros objetivos. En este caso, siendo una meta política el logro a alcanzar, estoy convencida que hay opciones y métodos mucho más eficaces e ingeniosos para resaltar las labores y propuestas a realizar que invadir el espacio de todos con una avalancha de carteles de publicidad electoral.