
Por: Cecilia Ferraro Ginocchio, Vice-Presidenta y Voluntaria.
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Make A Wish nació en los Estado Unidos, para ser más exacta en la ciudad de Phoenix Arizona, en 1980, cuando un niño afectado por la Leucemia manifestó que deseaba ser policía. Ante ello, un grupo de oficiales de la Fuerza Policial del Estado decidió cumplir su más anhelado deseo: lo hicieron miembro honorario de la institución y le entregaron un uniforme de policía a su medida.
Esta historia para muchos resulta familiar, pues la escucharon o leyeron en algún momento, y para algunos probablemente es nueva. La traigo a colación porque lo que el niño vivió ese día fue para él un acontecimiento maravilloso. Ese indescriptible momento es algo que las voluntarias de Make a Wish vivimos día a día, organizando y haciendo realidad deseos que los niños creen imposibles de realizar.
Ver la alegría en el rostro de un niño marcado por el dolor y el sufrimiento, sentir la emoción que los embarga y vivir con ellos la maravilla de ver cumplido su deseo más ansiado, es algo que no tiene precio y se ha convertido en la motivación, la fuerza y el estimulo que alienta e impulsa a un grupo de mujeres peruanas que, inspiradas en este ejemplo, tomaron la iniciativa de hacer verdad momentos como este en el Perú.
Make a Wish Peru tiene en su historia más de 860 deseos realizados, deseos que pueden parecer tan simples como compartir un partido con un futbolista, cantar a dúo con su artista preferido, participar en un programa de televisión o preparar un keke junto a la cocinera más famosa del país. Aunque también tenemos deseos más complejos como el de viajar al Vaticano y encontrarse con su Santidad el Papa en un día especial preparado para él, disfrutar de Mickey Mouse y todo lo que Disney World tiene para cautivar a niños y adultos, o prepararse con ahínco para ser actriz y recibir los aplausos del público que asistió a su debut teatral. Para ese niño o niña, ver como su más ansiado deseo se hace realidad no tiene precio, sentirse por un día el protagonista de una historia llena de alegría es algo inigualable que los motiva a seguir luchando por su recuperación. Para las voluntarias, la sonrisa que brota de esa satisfacción es el mejor premio que podemos recibir.
En ese momento de incertidumbre y miedo para los niños y sus familias, las 35 voluntarias que integran la asociación sacan lo mejor de sí mismas, moviendo cielo y tierra si es necesario, para brindarles un día mágico que enriquezca su experiencia de vida.
Este trabajo que la Fundación Make A Wish Internacional realiza en diversas partes del mundo se hizo realidad en el Perú en Junio del 2003. Desde ese entonces hasta hoy nuestra misión ha sido siempre devolver a los niños de nuestra Costa, Sierra y Selva, la Esperanza, Fortaleza y Alegría que la enfermedad les quita.
Vivir ese momento junto al niño es tan especial para cada una de las voluntarias que es como si fuera el primer deseo a cumplir. Cada experiencia es diferente aunque el regalo solicitado pueda ser el mismo pues cada niño le pone su toque personal y marca la diferencia. Las expresiones en sus rostros al abrir sus regalos -que para ellos son inalcanzables en muchos casos-, el saber que ya no van a compartir el colchón con otro miembro de su familia sino que tendrán su cama propia y los cobijará un edredón con su personaje favorito, nos llena de tanto amor y nos hacer reflexionar sobre la realidad que vive nuestro país, valoramos lo que tenemos y agradecemos a Nuestro Señor por las bendiciones que recibimos en cada momento.
La gratitud demostrada por los miembros de la familia tampoco se puede dejar de mencionar. En muchas ocasiones son ellos los que nos dejan una lección de vida cuando nos entregan algo hecho por ellos mismos o nos invitan un plato típico de su pueblo. Vemos ese desprendimiento tan grande que es difícil negarse a tanta generosidad.
He querido resumir lo que es Make a Wish; pero Make a Wish es más que palabras, es más que eso: “Make@Wish Perú es la Esperanza, la Fortaleza y la Alegría de cada niño”, y ello es un sentimiento que no se puede expresar.
Quién de niño no ha tenido un DESEO….
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